jueves, 20 de diciembre de 2012

GS V. Llegada al Reino Submarino II. Shion de Aries.


Shion ha reunido, como su Diosa y el Patriarca han ordenado, a un grupo de caballeros de plata y bronce. Ha dudado mucho a la hora de elegirlos, pero, finalmente, todos están frente a él, en el interior del Templo del Carnero Blanco: Grulla y Perseo, caballeros de plata, Unicornio, León menor y Lince, santos de bronce. Todos han acudido puntuales a la cita y perfectamente uniformados. Listos para partir en pos del Santo de Aries hacia los dominios del Dios del Mar. Los ojos del lemuriano no ocultan su preocupación y la desazón que le provoca la idea de una guerra. No quiere ver caer a más compañeros, amigos, hermanos. Pero es para lo que han nacido y vivido hasta ahora, para defender la paz y la justicia. 
-En marcha. No nos separaremos del grupo hasta llegar al Reino Submarino. Una vez allí, Yato y Yuzuriha permanecerán en la retaguardia, para garantizar que el camino de vuelta esté despejado para todos los demás. El resto seguirá conmigo.
Bajo la máscara de amazona, la Grulla frunce el ceño. No le gusta quedarse atrás. Mas no puede responder, ni ella ni Yato, ya que Shion continúa hablando:
-Albafika va solo. Quiero que vosotros dos -señala a ambos con un gesto de la mano- esteis atentos. Es un Santo de Oro y es perfectamente capaz de vencer él sólo a los Generales, pero no me fío de que jueguen limpio, así que os quiero dispuestos a intervenir si es necesario. 
La mirada cargada de significado que dedica a la amazona deja claro que es ella la que está al mando, por su mayor rango y experiencia. Y, ¿por qué no? Por la mayor confianza que les une a ambos. Ambos asienten. Son órdenes claras y precisas. Lo único que tienen es que limitarse a cumplirlas. 
Dando por terminado su alegato, Shion da la espalda a los demás caballeros y echa a andar hacia la entrada principal de su Casa. Degel y Albafika se reunirán con él en el Coliseo, para partir todos juntos hacia el Reino Submarino.




El Santuario bajo el mar era casi tan impresionante como el de Atenea en la tierra. Desde el lugar al que habían llegado podía verse en la lejanía el pilar central y, más allá, los siete pilares que guardaban cada uno de los siete Generales. Seis, después de su combate contra el Hipocampo. 
-Bien. Ha llegado el momento de separarnos. Yo iré hacia el pilar del Océano Antártico.
Cada Caballero había decidido sus pilares antes de partir, por lo que ahora sólo deben concentrarse en su misión. Aries encabeza la marcha, seguido de Perseo, León Menor y Lince. Yato y Yuzuriha se quedan atrás, viendo partir al resto, para defender aquella posición, que les permitirá volver a la superficie.
Ninguno dijo nada mientras avanzaban por los dominios del General de Lymnades. Por mucho que Shion tate de ocultar su cosmos, sabe que los Santos de bronce no están tan entrenados como él en ocultarse y que tarde o temprano, serán descubiertos. Mucho antes de llegar a los pies del pilar. La preguntar era: ¿les permitiría el General llegar hasta él o enviaría a sus acólitos a cortarles el paso antes?

No hay comentarios:

Publicar un comentario