sábado, 4 de abril de 2015

MADC. Una nueva reencarnación.

Albafika mordió la media tostada, le dio el último sorbo a su taza de café y se puso la cazadora a toda prisa. Era tarde, demasiado tarde para lo lejos que estaba el campus.
-Y encima hoy es el primer día. A veces envidio la capacidad de Shion para estas cosas -abrió la puerta de su apartamento, salió y cerró con llave. Le quedaba apenas media hora para recorrer seis manzanas ... y a pie.

Casyopea: Suspiró, con el rostro oculto tras aquella máscara blanca. Nadie podía verla y juzgar si era guapa o fea. Eran las normas. El precio por sentir la fuerza y el poder. Por servir a su Diosa. Una Diosa olvidada en ese tiempo, pero viva en el Santuario. Había entrenado toda su vida a las órdenes de su Maestro. Había obtenido una armadura de bronce, con sudor y sangre. Y ahora tenía un pequeño premio. La posibilidad de salir de su encierro en el Recinto Sagrado y aprender cosas, como una joven normal. Aunque sabía que jamás lo sería. Esa máscara le garantizaba el rechazo de la mayoria de sus compañeros, pero no le importaba. Era un Santo de Atenea. Uno muy orgulloso de serlo. Se adentró en el campus, un poco agobiada por no saber desenvolverse en un ambiente tan nuevo.

Albafika: Por suerte para él, aunque no pudiese teletransportarse como Shion, sí que podía moverse bastante rápido. Claro que no lo haría a la velocidad de la luz como era capaz, tenía que guardar ciertas apariencias entre la gente "normal", por lo que se desplazó lo suficientemente rápido como para no llegar tarde a la universidad.
-Bien, justo a tiempo - sonrió. 
Comenzó a subir las escaleras del edificio cuando la vio. Había algo raro en aquella chica, aunque era pronto para afirmar nada. Solo la había visto de espaldas.

Casyopea: Había entrenado mucho para esconder su cosmos y poder mezclarse con el resto del mundo. Aunque tampoco es que eso fuese a llamar la atención demasiado. ¡Iba con máscara, por todos los Dioses! Apretó la carpetilla contra el pecho para darse ánimos. Se sentía desnuda sin el metal de la armadura envolviendo su cuerpo, sin el calor del entrenamiento, sin la voz de Dohko o Píntocles
-Vamos, Cassy. Si ya has hecho lo más importante. Ahora ve a esa clase y ocupa tu lugar. Cabeza alta.

Albafika subió tras ella las escaleras del edificio principal. Se detuvo junto al tablón de anuncios, protegido con una cristalera, para comprobar en qué clase había caído y a qué aula debía dirigirse para la primera clase de ese día. No llevaba más que una libreta y un par de bolígrafos.

Casyopea: Suspiró y entró en la clase. Todavía no había mucha gente, pero fue evidente el silencio que se hizo cuando entró, con su rostro oculto tras la máscara de caballero. Porque era lo que destacaba en su aspecto. Los vaqueros grises, la camiseta granate y la chaqueta no la harían llamar la atención entre el resto de chicas que asistían a la universidad. Murmuró un saludo que intentaba ser animado y se sentó en un sitio al azar.

Albafika entró en clase unos segundos después de la joven de rostro oculto y se la quedó mirando unos instantes. O mucho se equivocaba o aquella chica pertenecía al mismo "mundo" que él. Sonrió de medio lado y se acercó a ella. Conociendo a las chicas de su edad, no tendría un curso fácil y quizás necesitase a alguien que no la tomase por un bicho raro.
-Hola - la saludó con una sonrisa - ¿Está libre ese sitio? - señaló al asiento situado a su derecha.

Casyopea: Levantó la vista de la libreta. Si Albafika hubiese podido ver su expresión habría pensado que parecía decir "¿Es a mí?". Aunque fue evidente cuando miró a ambos lados antes de responder.
-Ho-hola. Sí, está libre, claro -empujó sus cosas un poco más a la izquierda para hacerle sitio.

Albafika acomodó sus cosas y se sentó junto a ella. ¿Por dónde empezar? Quizás un "bonita máscara" sería lo ideal, pero tampoco quería parecer un bicho raro. Era horriblemente malo a la hora de romper el hielo, a pesar de tener su templo pegado al de Degel. "Valor, tío, no es tan difícil. Empieza por presentarte y luego ya se verá".
- Me llamo Albafika, ¿y tú? - le tendió la mano.

Casyopea: Aceptó aquella mano, con una sonrisa que no se veía:
-Casyopea. Pero todos me llaman Cassy. Un placer -tenía un voz dulce y una mano firme, se notaba que el ejercicio era una constante en su vida-. ¿Tú también eres nuevo?

Albafika negó con la cabeza.
-No, este es mi tercer año, pero esta asignatura se me atraganta. A ver si este año consigo quitármela de encima -no era nada fácil compaginar las clases con los experimentos y las misiones. Se quitó la chaqueta vaquera y la colocó sobre el respaldo de la silla.- ¿Cómo va tu primer día?

Casyopea: -Pues... raro. Acabo de llegar y no conozco a nadie, así que... Bueno, ahora ya te conozco a ti, pero ya me entiendes. Y encima cambiando de país y de idioma. Es complicado. Pero espero adaptarme pronto.

Albafika: -A mí me costó un poco al principio, pero al final aprendes por narices, no te queda otra -se colocó el pelo debajo de la gorra- ¿Ya te has instalado? -hablaba con ella como con otra chica cualquiera, obviando la máscara que le cubría el rostro.

Casyopea: -Casi. Todavía tengo un par de cajas por colocar, pero nada del otro mundo, lo más importante ya está, así que todo va más o menos bien. Es una casita pequeña, un apartamento, así que tampoco hay mucho que hacer. al menos está cerca de la universidad.

Albafika: -Estupendo pues. Y por la gente no te preocupes, ya tendrás tiempo de mezclarte con los demás -sentía curiosidad. ¿Qué le respondería ella si le preguntaba el por qué de la máscara? Obviamente no le diría la verdad, pero tenía ganas de conocer su excusa-. Lo siento, pero la curiosidad va a matarme -la miró fijamente- ¿Por qué llevas ... -hizo un círculo alrededor de su propia cara como queriendo referirse a la máscara-?

Casyopea: Maldición, la pregunta. Pero claro, era lo normal. Y había preparado una excusa medianamente creíble.
-Porque si me ves la cara, tendría que matarte. -Vale, no era una excusa, pero sonaba a "deja de hacer preguntas". No obstante, se echó a reír alegremente, como si la respuesta hubiese sido una broma-. La luz me produce una alergia, por suerte está localizada y no tengo que ir cubierta con un burca, pero tengo que llevar la máscara.

Albafika: -Vaya putada.
Era una excusa bastante creible, la verdad, pero sería mejor no seguir hablando del tema, fuese cierto aquello o no. Poco a poco el aula comenzó a llenarse de gente hasta que, finalmente, el profesor de impartía aquella primera asignatura hizo su aparición, dando los buenos días y comenzó a dar apuntes.

Casyopea: Comenzó a coger apuntes. Era muy rápida haciéndolo. Tanto que podía coger casi todo lo que decía el profesor. Y no parecía suponerle un gran esfuerzo mantener esa velocidad -después de todo, podía llegar a la del sonido-. Cuando acabó la clase, cuadró los folios y los metió en la carpeta. Miro a Albafika.
-¿Ya te vas? Tendrás otras clases, claro.

Albafika: -Voy a la cafetería a comer algo. Me puedo permitir perderme la siguiente clase - recogió el cuaderno y metió el bolígrafo en su bolsillo.- ¿Qué vas a hacer tú?

Casyopea: Dudó. Tampoco quería acoplarse a la primera persona que le hablaba. Y tenía clases las dos siguientes horas:
-Yo... tengo clase. Es mi primer día y si ya empiezo a faltar...

Albafika se encogió de hombros.
- Claro. Ya nos veremos -descolgó la chaqueta de la silla y abandonó el aula con una sonrisa. No había ido tan mal despues de todo.

Casyopea: Suspiró, viéndole alejarse. Le había caído bien ese chico. Lástima no tenerlo en más clases. Era una de las pocas personas que no había insistido en ver bajo la máscara con la excusa de "es un momento" o la había mirado como un bicho raro. Era agradable. No había empezado con mal pie.

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