sábado, 20 de abril de 2013

AN VI. Shion de Aries avanza.


Después de bastantes minutos avanzando por el lugar, recorriendo los jardines del exterior del palacio, completamente vacíos, Shion se adentra en las estancias interiores. Apenas ha traspasado una puerta que lleva a una sala de aposentos cuando nota un cosmos agresivo cerca de él. Y se aproxima...
Shion se detiene, alerta. Hasta ese momento no había notado nada. Mira alrededor para hacerse una idea de la estancia en la que se encuentra. La distancia de las paredes, las columnas, los escalones, las puertas y ventanas. Cualquier detalle que pudiera determinar el curso del combate. Espera un poco más, alzando la guadia. Extiende el muro de cirstal ante él, por si acaso su enemigo ataca antes de que lo vea.
El enemigo se aproxima decidido, pero no parece que de un modo sigiloso. El caballero de Oro puede sentir claramente su cosmos y posiblemente también puedan Siegfried y ElCid, aunque no se detendrán por ello, por supuesto. Mientras Shion se hace una idea de cómo usar el amplio pasillo con columnas y cristaleras en su beneficio, comienza a escuchar unos pesados pasos aproximándose.
Como vía de escape tiene unas cristaleras en la pared de la izquierda del pasillo y varias puertas que deben dar a habitaciones a la derecha.Shion separa las piernas un poco, para aumentar su superficie de apoyo y mejorar su equilibrio. Eleva su cosmos, pero sin hacerlo estallar, lo justo para mantener el Muro de Cristal resistente y poder hacerlo arder si se da el caso para lanzar una Revolución de polvo estelar. Se muerde el labio por la parte interior, algo impaciente por ver a su adversario.
En ese momento aparece desde un pasillo que conecta desde la derecha con el que está el caballero de Aries. Es un Guerrero Divino sin duda, pero de un tamaño monstruoso. Ese... ¿hombre? si se le podía calificar así, se vuelve hacia Shion y le observa desde varios metros de distancia. Su armadura es púrpura, y lo que más destaca es su barba blanca y su casco rematado por un par de cuernos. 


-Al fin habéis venido! JAJAJA! Os estábamos esperando impacientes. Mi nombre es Rung, pequeño, y mi rostro será lo último que veas! -increpa con su tremendo vozarrón.
-Vaya, un comité de bienvenida. Debo estar de suerte. No me subestimes por ser más pequeño que tú, puede ser tu peor error -mantiene los ojos fijos en su rival, esperando su ataque, sabedor de que el Muro de Cristal le protegerá del primero y lo devolverá. Aunque luego estalle en mil pedazos.
-Prepárate para ser destrozado.... Te voy a partir en dos! 
Rung echa a correr hacia Shion a toda prisa. No parecía tratarse de un rival muy reflexivo realmente ya que no se había percatado del Muro de Cristal. A mitad de carrera, y sus pasos bastan para estremecer la estructura del pasillo, se lleva las manos a la espalda y saca dos bumerang que lanza con la fuerza de su cosmos contra el caballero de Oro. 
-Martillo Mjolnir!!Shion se mantiene firme en su posición, estático, como el muro, ya que éste depende de su propio cosmos. A simple vista es como si no temiese los filos de las armas y no pensase apartarse de ellos. 

-Necesitarás algo más que eso para llegar hasta mí -murmura en un quedo susurro, para sí mismo.
Los bumerang vuelan trazando círculos hacia él. Se detuvieron justo delante de él como retenidos por una fuerza invisible, para salir despedidos de regreso hacia su dueño, como si él hubiese sido su objetivo inicial. La desventaja del Muro es que una vez que supiera que estaba allí, podría romperlo.
Rung suelta una exclamación que es más bien podría ser el gruñido de un oso y adelante sus manos para detener los bumerang. Son sus propias armas no van a herirle, pero.... 
-¡¡ARGH!! -Llevaban tanta fuerza que al cogerlos, le abren sendas heridas en las manos. Derrapa hacia atrás por el pasillo en penumbras y baja sus enormes manos, sintiendo cómo gotea la sangre caliente por entre sus dedos-. ¿Realmente crees que puedes derrotar a un Guerrero Divino con estos truquitos?
-¿Acaso tú crees poder vencer a un Santo de Oro con un simple ataque de dos armas? Mi misión aquí no es matarte, pero no dudaré en hacerlo si no me permites pasar hasta la estatua de Odín. -Como siempre, el calmado Aries intenta agotar la diplomacia. El Muro de Cristal se ha resentido con el primer ataque, es posible que caiga en el siguiente.
-¿Matarme? ¡JAH! He estado entrenando duramente durante años para ganarme el favor del Gran Maestro. ¡Sí! Claro que estoy preparado.... Te crees muy poderoso, alfeñique, pero ya he visto una debilidad en tu técnica. Prepárate para morir. No te permitiré pasar de aquí. Este palacio será tu tumba. ¡Le llevaré tu cabeza al Gran Maestro! -Rung aprieta fuerte sus bumerang, ahora ensangrentados, y avanza un par de pesados y rápidos pasos. De nuevo vuelve a lanzar sus bumerang girando a toda velocidad, pero en esta ocasión no con la misma trayectoria que antes-. ¡¡MUERE!! ¡¡MARTILLO MJOLNIR!!!
 Sin embargo en esta ocasión los bumerang no van en línea recta directos al muro de cristal. El de la izquierda revienta una ventana y sale al exterior a toda velocidad, reventando el muro para entrar de vuelta y cernirse sobre Shion por un costado. Lo mismo hace el otro bumerang, derrumbando las paredes de la derecha del pasillo para atacar al caballero de Aries por el otro flanco!
Shion de Aries se mantiene firme, expectante. 
-Te felicito entonces. No todos son capaces de superar el Muro de Cristal. 
Y, sin embargo, aprovechando que únicamente se extendía por la estancia que ocupaban, lo había superado. Las dos armas vuelan hacia él y no puede evitarlas. No las dos, al menos, a no ser que utilice sus poderes de lemuriano y se teletransporte, pero eso requiere mucha energía y la necesitará para el combate. Se impulsa hacia atrás, para salir de la trayectoria de las armas, pero no lo suficientemente rápido y una de ellas impacta en su brazo izquierdo. El metal de su armadura le protege, pero no puede evitar que, bajo él, se abra una herida sangrante.
-¡¡JAH! ¡Te has confiado, alfeñique! -el enorme Guerrero Divino atrapa sus bumerangs cuando vienen de vuelta y sonríe de forma perversa-. ¡Tu muro no puede detenerme! ¡Puedo superarlo cuando quiera! ¡La próxima vez, mi ataque será todavía más rápido y tú más lento! ¡MORIRÁS! 

-No te confíes. Una misma técnica no puede ser usada dos veces contra un caballero. Y, al igual que tú puedes cambiar la trayectoria de tus armas, yo puedo cambiar la posición de mi muro -incluso puede encerrarse en un ataúd de cristal para que no se le ataque por ningún lado, pero entonces no podría atacar. Se yergue y le mira directamente a la cara-. Déjame pasar, no me obligues a atacarte.-¡JAMÁS! ¡Daría la vida por el Gran Maestro! ¡Él lo es todo para mí! Así que puedes cambiar la orientación de tu muro... ¡Jum! -suelta un bufido despectivo-. Y qué harás si...... -dice sin acabar la frase y comienza a avanzar hacia Shion.
Con cada uno de sus pasos el enorme Guerrero Divino parece más grande y su sombra se estira hasta cubrir a Shion. Cuando lo tiene ya bastante cerca, el caballero de Aries cree ver una extraña peculiaridad en su adversario. ¿No se supone que todos los Guerreros Divinos tienen un zafiro de Odín? ¿Dónde está el de Rung? Al mirar el peto de su armadura y su cintura, no ve que lleve ninguno.
-Qué haré si... ¿qué? -sin moverse de donde está, separa de nuevo los pies y alza la guardia, preparándose para un eventual ataque. La falta del zafiro llama su atención, pero no tiene tiempo ahora para plantearselo. Su vida está en juego. Esperará, ahí tan cerca, listo para desaparecer y aparecer tras él, si le ataca a tan corta distancia.
-¡Si destruyo tu muro con mis propias manos! ¡¡Es hora de morir!! 

Y levanta ambas manos, reuniendo el poder de su cosmos. El aura blanca surge con claridad a su alrededor y entonces descarga ambos bumerang sin soltarlos contra el muro, tratando de destruirlo y aplastar a Shion al mismo tiempo.
El muro de cristal estalla en mil pedazos, cayendo en brillantes retazos de cosmos. Se agacha, hasta tocar el suelo con las yemas de los dedos y desaparece para aparecer tras Rung. Por desgracia, la energía necesaria para teletransportarse hace que no pueda hacer estallar automáticamente su cosmos para atacarle por la espalda. Unos segundos que le permitirán a su rival, al menos, encararle.
-Revolución... -escucha el Guerrero divino a su espalda -de polvo... estelar. 

Si Rung no lo evita, cientos de impactos de cosmos se repartirán por su cuerpo.
Pero Rung no entiende de esquivas, sólo de matanza. Tras hacer reventar el suelo y destrozar las baldosas en una columna de cosmos blancos, se gira a toda velocidad hacia Shion. 


-Deja de evitarme y ENFRÉNTATE!! MARTILLO MJOLNIR!! -estalla lanzando su ataque con todo su cosmos contra la Revolución Estelar.
El choque de cosmos hace temblar los pilares y los muros. Los que ya estaban dañados por las armas de Rung no pueden resistir y se desmoronan parcialmente. Shion retrocede varios metros, dejando en el suelo las huellas hundidas de sus pies. Pero peor suerte sufre su enemigo, que se ve despedido lejos hacia atrás, vapuleado por el arrasador cosmos del Guardián de la primera casa. 


-Si aún estás con vida, ríndete y permiteme el paso. No quisiera usar contra ti mi técnica más poderosa.
Rung sale despedido, su armadura destrozada en múltiples puntos, sale girando rapidísimamente y se estrella contra el suelo, ensangrentado. 

-Gah-agh..... mal-dito... seas........ Pero... jah... aunque yo haya caído.... jamás.... jamás podréis... derrotar al... Gran Maestro... gu-aagh! -musita expirando finalmente. Su mano hace ademán de cerrarse sobre las baldosas agrietadas para ponerse en pie, pero termina quedando muerta sobre el suelo como el resto de él. ¿Quién sería? ¿Quién es el Gran Maestro?

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